Un Corazón de Gratitud

Un Corazón de Gratitud

Rev. Keith Wagner escribió recientemente sobre una vieja leyenda: Un hombre que se encontró con un gran granero rojo después de divagar por días en un bosque en la oscuridad. Él estaba buscando refugio de los aullidos de una tormenta. Entró en el granero y sus ojos estaban acostumbrados a la oscuridad. Para su asombro, descubrió que éste era el granero donde el diablo guardaba su almacén de semillas. Eran las semillas que eran sembradas en los corazones de los seres humanos. El hombre tenía curiosidad y encendió un fósforo. Comenzó a explorar en el montón de cajas de semillas a su alrededor. No pudo evitar notar que la mayoría de las cajas se leía: “Semillas de Desánimo.” 

En ese momento uno de los ayudantes del diablo llegó a recoger una carga de semillas. El hombre le preguntó: “¿Por qué la abundancia de semillas de desaliento?” El ayudante se rio y respondió: “Porque son tan eficaces y se arraigan rápido” “¿Crecen en todas partes?” Preguntó el hombre. En ese momento el ayudante del diablo se puso muy malhumorado. Miro fijamente al hombre y dijo: “No. Parece que cuesta que crezcan en el corazón de una persona agradecida.” 

No hay duda de que las semillas del desaliento están realmente por todas partes. Pero también parece ser cierto que cuando reflexionamos, aunque sea por un momento breve sobre nuestras bendiciones, es difícil sentirnos desanimados por mucho tiempo.

Hoy, traigo a mi mente a quienes amo y aprecio. Escucho el canto de los pájaros y siento la brisa fresca de la mañana. Recuerdo la sonrisa de un amigo, la risa de mis hijos, y las promesas de nuestra fe. Y siento una profunda gratitud. 

 El místico Cristiano del siglo XIV, Master Eckhart escribió una vez: “Si la única oración que puedas decir es gracias a ti, eso será suficiente.”

Nuestra oración de hoy fue escrita por Ambrose de Milán – en algún momento a finales del siglo IV. Oremos: Oh Señor Dios, tú eres mi medicina cuando estoy enfermo. Tú eres mi fuerza cuando necesito ayuda. Tú eres la vida misma cuando temo a la muerte. Tú eres el camino cuando anhelo el cielo. Tú eres la luz cuando todo está oscuro. ¡Tú eres mi comida cuando necesito alimentos! ¡Gracias a ti! Amen.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Orando Juntos

Orando Juntos

Ayer reflexioné sobre la belleza de la comunidad como parte del motivo por el que sigo a Cristo. Continúo ese tema hoy.

Hace unas semanas alguien me dijo: Orar solo es bueno, pero orar juntos es poderoso. Esto me hizo pensar en cómo el 11 de Septiembre del 2001, nuestra iglesia celebró una vigilia de oración esa misma noche. Recuerdo que cantábamos juntos, la versión de Kyrie, – Señor, ten piedad…Señor ten piedad…Señor, ten piedad de nosotros…Uno de los himnos Cristianos más antiguos, y ni siquiera podía cantarlo. Tenía un nudo en la garganta y las lágrimas corrían por mi mejía. Pero la comunidad lo cantó por mí.

Es posible que hayas tenido momentos como ese cuando llegaste a adorar un Domingo por la mañana, tal vez después de la pérdida de un ser querido, o después de un mal diagnóstico, o en algún otro momento terrible, y no puedes cantar y no puedes orar…pero las oraciones y los himnos de cientos de personas más te rodean…la comunidad lo ora por ti…la comunidad lo canta por ti.

¿Existe algún otro lugar público donde esté bien llorar? De hecho, ¿Existe otro lugar público donde nos reunamos a lo largo del espectro político para trabajar por el bien común?

Y no, no siempre es fácil. Y sin embargo…

¿En qué otro momento de la vida nos detenemos para reenfocar nuestras vidas? En qué otro momento seremos capaces de nombrar honestamente la realidad del mundo que nos rodea – sí, hay mucho quebrantamiento, mucho dolor y hambre – y aún así decir, estamos aquí para adorar porque no creemos que el sufrimiento tenga la última palabra…Hay un poder mucho mayor en acción – que nos ha llamado.

En un momento en que la soledad y el aislamiento social se describen como una pandemia, en un momento en que nuestra nación está tan dividida, en un momento en que el cambio se está produciendo tan rápidamente y que el tejido social y moral parece deshilacharse, sé que no puedo navegarlo solo. Necesito a Cristo…Y necesito a la iglesia.

Esa es parte de la razón por la que sigo a Cristo. ¿Y tú?

Oremos: Dios amado, te doy gracias por mi familia de fe, por una comunidad de personas que caminan a mi lado en este viaje de la vida. Te doy gracias por la forma en que me aman, me retan y oran por mí. ¡Qué regalo! Que continúes reuniéndote con nosotros, así como nosotros nos reunimos contigo. En el nombre de Cristo. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

El Regalo de la Comunidad

El Regalo de la Comunidad

Hace unas semanas planteé la pregunta: ¿Por qué crees? Si tuvieras que presentar un argumento, incluso un argumento de interés propio, a favor de seguir a Jesús, ¿Qué dirías?

Cuando realmente reflexiono sobre ello, casi en ningún otro lugar he experimentado el movimiento de Dios de una manera tan poderosa como en la comunidad a la que Cristo nos llama. Ha sido parte integral de mi fe – ver cómo cambian los corazones y las vidas a medida que las personas se unen para adorar y tener un impacto en los más necesitados.

He pensado en trabajar codo a codo con los miembros de la iglesia en proyectos de Hábitat para la Humanidad. Me imagino a los niños empobrecidos abriendo los regalos de Árboles de Ángeles en Navidad, las cestas de pascua y las mochilas llenas de comida que compramos y juntamos. Pienso en las colchas llenas de oraciones dadas a aquellos que han estado enfermos en el hospital…Y pienso en la hospitalidad en las abundantes recepciones que nuestros diáconos organizan para las familias después de un servicio conmemorativo. 

Cuando pienso en el impacto que Cristo ha tenido en mi vida, sin duda el aspecto comunitario ha sido uno de los más profundos. En mi adolescencia y principios de mis 20, me resistí y realmente me mantuve alejado de la iglesia. Dije cosas como: Yo creo en Dios, pero no creo en una institución. (Nunca has escuchado eso antes, ¿verdad? Qué original.) Y los Domingos por la mañana, hubiera preferido estar en la playa surfeando o pescando en el agua.

Pero ahora, cuando miro hacia atrás y veo cómo se ha formado mi vida, y cuando pienso en las personas (y no solos los santos, sino incluso en las personas más difíciles) en cómo han enriquecido mi vida, y cómo me han desafiado a practicar lo que predico y me han enseñado lo que significa ser generoso y perdonador, y cómo superar grandes obstáculos y ser preservador, ¡No puedo creer que pude haber pasado por esta vida y haberme perdido este regalo!

Cuando pienso en por qué sigo a Cristo, estoy agradecido por la familia de la fe.

Oremos: Hoy, Oh Dios, estoy profundamente agradecido por una comunidad de personas que caminan conmigo en este viaje de la vida. Te agradezco por encontrarte con nosotros mientras unimos nuestras vidas en tu nombre. Que continúes bendiciéndonos para que a su vez bendigamos a otros. En el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Detener al Mundo

Detener al Mundo

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

En un musical de Broadway, “STOP THE WORLD, I WANT TO GET OFF,” (DETEN AL MUNDO, QUIERO BAJARME), el actor Anthony Newley cantó una poderosa canción: “Once in a Lifetime” (Una Vez en la Vida). Contiene estas palabras conmovedoras: “Este es mi momento…voy a hacer grandes cosas.”

Lamentablemente, debemos confesar que conocemos el sentimiento vació de “perder nuestro momento,” dejar pasar la oportunidad. Todos nosotros, por temor o timidez, o por inseguridad, ha dejado perder oportunidades y momentos especiales. Los psicólogos nos dicen que, si no actuamos cada vez que tenemos este tipo de sentimientos, es menos probable que actuemos más tarde cuando se presenten otros momentos semejantes. Cada vez que no actuamos nos volvemos más endurecidos, más desensibilizados, más paralizados emocionalmente. Nos engañamos mediante la sustitución de la emoción por la acción, pensando que sólo porque lo sentimos, lo hemos atendido.

¿Cuántas cartas nunca se han escrito?

¿Cuántas llamadas telefónicas nunca se han realizado?

¿Cuántos elogios se han dejado de decir?

¿Cuántos “lo siento” siguen sin ser pronunciados?

¿Cuántas “Gracias” nunca se han dicho?

¿Cuántos “te amo” todavía no han sido expresados?

¿Cuántos compromisos aún no se han realizado?

¡Porque perdimos nuestro momento!

Si hay algún vacío, un hueco, vacuidad, hambre en tu vida, recuerda – Jesús te ofrece vida. ¡No te pierdas este momento! Si hay alguna bondad o amor que puedas mostrar, muéstralo ahora. ¡Aprovecha el momento! ¡Vive hoy plenamente y haz de ella una obra maestra!

Oremos: Dios de amor, sabemos que estás siempre con nosotros y que nos amas. ¡Cuán pacientemente eres como nuestro tutor! Fortalece la columna vertebral de nuestras creencias, fortalece nuestra determinación, muévenos a la acción, para que las raíces de la fe lleguen al centro de nuestros corazones. Concédenos la paz que viene de tu amor…ya sea que caminemos a través de campos de flores o tropecemos por calles de tristeza, caminaremos a tu lado. Acércate hoy a aquellos que están experimentando dolor o soledad. Envuelve a los hombres y mujeres del ejército que sirven a nuestro país en Irak y Afganistán con tu amor envolvente. En el nombre de Jesús. Amén.  

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

En Todo por la Oración

En Todo por la Oración

Yo estaba en un vuelo de regreso de Texas, hace algunos años, y me puse a leer una de las revistas de la aerolínea. Había un artículo sobre un profesor de Harvard que comenzó a impartir una clase de Psicología basada en la Felicidad. Se convirtió en una de las clases más populares de la Universidad. Me sorprendió lo mucho que su enseñanza se alineaba con la antigua sabiduría bíblica. 

Además de cubrir la importancia de cultivar la gratitud, la generosidad y la amistad, el profesor abordó la naturaleza destructiva de la preocupación. En su trabajo de consultoría, anima a los ejecutivos que luchan con esto, de programar en sus agendas un tiempo para preocuparse. 30 minutos a una hora es suficiente. Su consejo es el siguiente: Si te encuentras preocupándote durante el día, escríbelo y regresa a revisarlo durante el tiempo programado en tu agenda. Nueve de cada diez veces cuando regreses a revisarlo, no será tan desalentador.

El Apóstol Pablo tiene algo que añadir a este consejo. A la iglesia en Filipos les escribió: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.” En otras palabras, hay que dejar que la preocupación propicie la oración. Si comienzas a preocuparte, eso es una buena indicación de que Dios quiere hablar. Si programas un tiempo para las preocupaciones, tal vez también puedas convertirlo en un momento de oración. Como aconseja Pablo: Presenten sus peticiones a Dios. 

Pablo continúa diciendo en ese mismo versículo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”

Oremos: Recordamos que Jesús dijo, “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados de pesadas cargas, y yo os daré descanso.” Te damos las gracias, Oh Dios, por la invitación. Y te agradecemos tu presencia con nosotros – incluso en este momento. Te ofrecemos nuestras cargas, nuestras preocupaciones, nuestras ansiedades y pedimos que, al levantarlos de nosotros, nos llenes con tu paz. Entonces, podremos compartir dicha paz con un mundo que la necesita desesperadamente. En el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Porque de tal Manera Amó Dios…

Porque de tal Manera Amó Dios…

Autor, académico, ganador del Premio Nobel, y sobreviviente del Holocausto, Elie Wiesel escribió una vez:

Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia.

Lo contrario del arte no es la fealdad, es la indiferencia.

Lo contrario de la fe no es la herejía, es la indiferencia.

Lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia.

Podemos dar gracias porque Dios no es indiferente. Lo vemos claramente en el regalo que es Jesucristo. Juan 3:16 nos recuerda: “Porque de tal manera amó Dios este mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…”

Oro hoy para que Dios nos pueda rescatar de la indiferencia – que también nosotros nos preocupemos profundamente por la vida y el resto de la humanidad. Pido a Dios por fuerzas, que al preocuparnos por los demás podamos dar de nosotros mismos, y al dar que podamos descubrir una mayor fe y una alegría más profunda.

Concédenos, Oh Dios, los ojos para ver a nosotros mismos y a este mundo tal y como tú lo ves. Danos un alma que se regocije de las cosas que alegran el alma. Danos un corazón que se rompe ante las mismas cosas que rompen el corazón. Y luego, Señor, ayúdanos a no mirar hacia otro lado, sino más bien seguirte, y ayudar en tu nombre para marcar la diferencia. Oramos en el nombre del Cristo Resucitado. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Dar y Recibir

Dar y Recibir

Una noche, durante la Guerra de Crimea, Florence Nightingale caminaba por una sala de hospital. Se detuvo por un momento y se inclinó sobre un soldado seriamente herido. A medida que lo miraba, el soldado miró hacia ella y le dijo, “Para mi Tú eres Cristo.”

¿Alguna vez has tenido una experiencia como esa? ¿Cuándo alguien te ha ayudado en un momento de necesidad? ¿Cuándo fue casi como si la mano de Cristo mismo se extendiera a ti?

Una llamada telefónica en el momento indicado, una comida casera, una factura de electricidad pagada, comestibles en la puerta de tu casa, una nota amable, un abrazo, un oído atento, una visita en un momento de necesidad. Cristo está allí. Y ya sea que fueses la persona que da o la que recibe, en esos momentos, su amor, misericordia y gracia son reales – incluso tangibles.

Oremos: Espíritu Santo, Dador de esperanza y renovación, Tu amor fluye de persona a persona, tu misericordia de mano en mano, tu gracia de vida en vida. Gracias por tu presencia derramada sobre nosotros mientras tomamos nuestro lugar en esta cadena de dar y recibir. Ayúdanos a no ser demasiado orgullosos para recibir, o demasiado toscos para dar.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Como un Padre Amoroso

Como un Padre Amoroso

Hace muchos años, mi familia estaba en una pequeña reunión de grupo en la iglesia. Al final de nuestro tiempo juntos, mi hija Marley, que tenía cinco años en ese momento, quería quedarse en el área de juegos. Sin embargo, era el momento de irse y su mamá le dijo: “No cariño, nos estamos preparando para irnos. Tenemos que hacer las maletas y vamos a tener una oración y tenemos que ser parte de eso.” Recuerdo que Marley sólo rogaba para poder regresar al área de juegos, pero la respuesta todavía era un rotundo no.

Todos nos reunimos y compartimos situaciones que necesitaban nuestra oración y alguno de ellos eran situaciones críticas. Me ofrecí a orar, pero justo en ese momento Marley interrumpió y dijo: “Oye, yo quiero irme.” Le pregunté si ella quería ser la persona para orar. “No,” ella dijo, “yo quiero compartir.” OK. Así que ella continuó: “Todos oren por mí. ¡Mi mamá es mala!” 

La mayoría de nosotros los padres hemos estado en dicha situación. Amamos a nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos. Y por ende hay ocasiones en que tenemos que decir no – incluso cuando nuestros hijos no entienden por qué.

A veces es difícil de entender del por qué Dios pudiese decirnos que no – especialmente cuando nuestras peticiones son desesperadas y sinceras, incluso en línea con lo que sé acerca de la voluntad de Dios. A veces ganamos claridad en retrospectiva. Pero hay muchas oraciones sin respuesta que todavía no entiendo.

Recuerdo a mi amigo Charlie Landreth hablando de su abuela. De niño, ella lo ponía en su regazo y le leía, a veces de la Biblia, a veces de un libro. “Confía en el Señor con todo tu corazón”, ella solía decir. Charlie dijo: “Ha pasado casi toda una vida desde aquella temprana instrucción y todavía estoy aprendiendo a confiar en el Señor. Verás, aprendo lentamente.”

¿No somos todos Charlie? ¿No lo somos todos?

 Oremos: Amado Dios, confiamos en que eres tan bueno tal y como nos ha dicho Jesús – que eres clemente, misericordioso y compasivo. Eres santo y sagrado y más de lo que nuestra mente humana pueda captar. Así que te pedimos que nos concedas la gracia que necesitamos este día, para conocer tu amor y aceptarlo. Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

 

Perspectiva

Perspectiva

En 1986, Bob Wieland fue el último en el Maratón de Nueva York de 20,000 corredores. Le tomó cuatro días, más dos horas cuarenta y ocho minutos y diecisiete segundos – lo cual fue increíble considerando que ¡Bob corrió con sus brazos! 

En 1969, en servicio militar en Vietnam, Bob caminó sobre una mina explosiva y perdió ambas piernas, por encima de la rodilla. Así que cuando Bob compite, se sienta en una silla de 15 libras, cubre sus puños con almohadillas y corre con los brazos.

Durante su vida, Bob ha completado muchos maratones. Él es el único amputado de ambas piernas que ha finalizado el Triatlón Ironman de Konoa sin una silla de ruedas. Además de todo esto, Bob también ha corrido de costa a costa de los Estados Unidos con sus manos – lo cual le tomó solamente tres años, ocho meses y seis días. 

¡Cuán espíritu más profundo! ¡Cuán Inspiración! Esto realmente pone mis retos en perspectiva.

Si piensas en ello, habría sido fácil para Bob Wieland sentir autocompasión por sí mismo, caer en la amargura o la desesperación, o renunciar a la vida por completo. En su lugar, no dejó que su situación lo limitara o lo definiera. Él ha aceptado la vida tal y como es, y ¡la vida lo ha aceptado de inmediato!

Oremos: Te damos las gracias, Oh Dios, por personas como Bob Wieland – personas que son una inspiración para nosotros. En esos momentos en que nos sentimos con lástimas de nosotros mismos, encuéntranos en nuestros retos. Concédenos una medida adicional de valor y una nueva determinación para perseverar, para superar y abrazar la vida tal como es. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

La Luz de Jesús

La Luz de Jesús

Keith Miller cuenta una maravillosa historia acerca de un ejecutivo ocupado, en una ciudad del Este, que se apresuraba en abordar un tren una mañana. El ejecutivo tenía una importante reunión en la oficina, y necesitaba abordar el tren para llegar a tiempo. Justo cuando estaba a punto de abordar el tren, accidentalmente tropezó con un niño que llevaba un rompecabezas en una caja. La caja voló, y las piezas se dispersaron por todas partes. ¿Qué debe hacer? ¿Deberá detenerse y ayudar al niño recoger las piezas? ¿O debería abordar el tren? Él no podía hacer ambas cosas; ¡No había suficiente tiempo! Si se detenía a ayudar, no podría abordar el tren y llegaría tarde. ¿Qué debe hacer? ¿Qué habrías hecho? Bueno, el hombre se detuvo y ayudó al muchacho levantar las piezas mientras el tren partía. El niño lo observó de cerca con una especie de asombro. El niño dijo: “Señor, te perdiste el tren.” “Lo sé” dijo el hombre. “¿Vas a llegar tarde al trabajo?” preguntó el niño. “Sí, pero era más importante que me detuviera y te ayudara.” Entonces el niño dijo: “Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?” “Si, por supuesto.” “Señor, ¿Eres Jesús?” Keith Miller escribió: “Y por el momento el hombre se dio cuenta de que –en esa plataforma- él lo fue.” El pequeño niño vio la luz de Jesús en el acto de dicho hombre del verdadero amor de Dios.

Amigo de Dial Hope (Digita Esperanza), durante estos tiempos difíciles, ¿Cómo estás? ¿Pueden las personas ver en ti el espíritu del perdón de Cristo? ¿Y pueden las personas ver en ti el amor de Cristo?

Oremos: Dios Creador, eres águila, eres paloma, eres color y sonido, eres viento y fuego. ¡Cuán grande eres! Tu mundo está lleno de dolor y alegría. Que estés especialmente con aquellos que no pueden dormir, con los que tienen miedo, que tienen poca esperanza. Extiende tu amor como una chaqueta desgastada y amada sobre aquellos que necesitan comodidad y amor. Porque oramos en el nombre del Príncipe de la Paz, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!