Detener al Mundo

Detener al Mundo

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

En un musical de Broadway, “STOP THE WORLD, I WANT TO GET OFF,” (DETEN AL MUNDO, QUIERO BAJARME), el actor Anthony Newley cantó una poderosa canción: “Once in a Lifetime” (Una Vez en la Vida). Contiene estas palabras conmovedoras: “Este es mi momento…voy a hacer grandes cosas.”

Lamentablemente, debemos confesar que conocemos el sentimiento vació de “perder nuestro momento,” dejar pasar la oportunidad. Todos nosotros, por temor o timidez, o por inseguridad, ha dejado perder oportunidades y momentos especiales. Los psicólogos nos dicen que, si no actuamos cada vez que tenemos este tipo de sentimientos, es menos probable que actuemos más tarde cuando se presenten otros momentos semejantes. Cada vez que no actuamos nos volvemos más endurecidos, más desensibilizados, más paralizados emocionalmente. Nos engañamos mediante la sustitución de la emoción por la acción, pensando que sólo porque lo sentimos, lo hemos atendido.

¿Cuántas cartas nunca se han escrito?

¿Cuántas llamadas telefónicas nunca se han realizado?

¿Cuántos elogios se han dejado de decir?

¿Cuántos “lo siento” siguen sin ser pronunciados?

¿Cuántas “Gracias” nunca se han dicho?

¿Cuántos “te amo” todavía no han sido expresados?

¿Cuántos compromisos aún no se han realizado?

¡Porque perdimos nuestro momento!

Si hay algún vacío, un hueco, vacuidad, hambre en tu vida, recuerda – Jesús te ofrece vida. ¡No te pierdas este momento! Si hay alguna bondad o amor que puedas mostrar, muéstralo ahora. ¡Aprovecha el momento! ¡Vive hoy plenamente y haz de ella una obra maestra!

Oremos: Dios de amor, sabemos que estás siempre con nosotros y que nos amas. ¡Cuán pacientemente eres como nuestro tutor! Fortalece la columna vertebral de nuestras creencias, fortalece nuestra determinación, muévenos a la acción, para que las raíces de la fe lleguen al centro de nuestros corazones. Concédenos la paz que viene de tu amor…ya sea que caminemos a través de campos de flores o tropecemos por calles de tristeza, caminaremos a tu lado. Acércate hoy a aquellos que están experimentando dolor o soledad. Envuelve a los hombres y mujeres del ejército que sirven a nuestro país en Irak y Afganistán con tu amor envolvente. En el nombre de Jesús. Amén.  

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En Todo por la Oración

En Todo por la Oración

Yo estaba en un vuelo de regreso de Texas, hace algunos años, y me puse a leer una de las revistas de la aerolínea. Había un artículo sobre un profesor de Harvard que comenzó a impartir una clase de Psicología basada en la Felicidad. Se convirtió en una de las clases más populares de la Universidad. Me sorprendió lo mucho que su enseñanza se alineaba con la antigua sabiduría bíblica. 

Además de cubrir la importancia de cultivar la gratitud, la generosidad y la amistad, el profesor abordó la naturaleza destructiva de la preocupación. En su trabajo de consultoría, anima a los ejecutivos que luchan con esto, de programar en sus agendas un tiempo para preocuparse. 30 minutos a una hora es suficiente. Su consejo es el siguiente: Si te encuentras preocupándote durante el día, escríbelo y regresa a revisarlo durante el tiempo programado en tu agenda. Nueve de cada diez veces cuando regreses a revisarlo, no será tan desalentador.

El Apóstol Pablo tiene algo que añadir a este consejo. A la iglesia en Filipos les escribió: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.” En otras palabras, hay que dejar que la preocupación propicie la oración. Si comienzas a preocuparte, eso es una buena indicación de que Dios quiere hablar. Si programas un tiempo para las preocupaciones, tal vez también puedas convertirlo en un momento de oración. Como aconseja Pablo: Presenten sus peticiones a Dios. 

Pablo continúa diciendo en ese mismo versículo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”

Oremos: Recordamos que Jesús dijo, “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados de pesadas cargas, y yo os daré descanso.” Te damos las gracias, Oh Dios, por la invitación. Y te agradecemos tu presencia con nosotros – incluso en este momento. Te ofrecemos nuestras cargas, nuestras preocupaciones, nuestras ansiedades y pedimos que, al levantarlos de nosotros, nos llenes con tu paz. Entonces, podremos compartir dicha paz con un mundo que la necesita desesperadamente. En el nombre de Jesús. Amén.

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Porque de tal Manera Amó Dios…

Porque de tal Manera Amó Dios…

Autor, académico, ganador del Premio Nobel, y sobreviviente del Holocausto, Elie Wiesel escribió una vez:

Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia.

Lo contrario del arte no es la fealdad, es la indiferencia.

Lo contrario de la fe no es la herejía, es la indiferencia.

Lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia.

Podemos dar gracias porque Dios no es indiferente. Lo vemos claramente en el regalo que es Jesucristo. Juan 3:16 nos recuerda: “Porque de tal manera amó Dios este mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…”

Oro hoy para que Dios nos pueda rescatar de la indiferencia – que también nosotros nos preocupemos profundamente por la vida y el resto de la humanidad. Pido a Dios por fuerzas, que al preocuparnos por los demás podamos dar de nosotros mismos, y al dar que podamos descubrir una mayor fe y una alegría más profunda.

Concédenos, Oh Dios, los ojos para ver a nosotros mismos y a este mundo tal y como tú lo ves. Danos un alma que se regocije de las cosas que alegran el alma. Danos un corazón que se rompe ante las mismas cosas que rompen el corazón. Y luego, Señor, ayúdanos a no mirar hacia otro lado, sino más bien seguirte, y ayudar en tu nombre para marcar la diferencia. Oramos en el nombre del Cristo Resucitado. Amén.

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Dar y Recibir

Dar y Recibir

Una noche, durante la Guerra de Crimea, Florence Nightingale caminaba por una sala de hospital. Se detuvo por un momento y se inclinó sobre un soldado seriamente herido. A medida que lo miraba, el soldado miró hacia ella y le dijo, “Para mi Tú eres Cristo.”

¿Alguna vez has tenido una experiencia como esa? ¿Cuándo alguien te ha ayudado en un momento de necesidad? ¿Cuándo fue casi como si la mano de Cristo mismo se extendiera a ti?

Una llamada telefónica en el momento indicado, una comida casera, una factura de electricidad pagada, comestibles en la puerta de tu casa, una nota amable, un abrazo, un oído atento, una visita en un momento de necesidad. Cristo está allí. Y ya sea que fueses la persona que da o la que recibe, en esos momentos, su amor, misericordia y gracia son reales – incluso tangibles.

Oremos: Espíritu Santo, Dador de esperanza y renovación, Tu amor fluye de persona a persona, tu misericordia de mano en mano, tu gracia de vida en vida. Gracias por tu presencia derramada sobre nosotros mientras tomamos nuestro lugar en esta cadena de dar y recibir. Ayúdanos a no ser demasiado orgullosos para recibir, o demasiado toscos para dar.

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Como un Padre Amoroso

Como un Padre Amoroso

Hace muchos años, mi familia estaba en una pequeña reunión de grupo en la iglesia. Al final de nuestro tiempo juntos, mi hija Marley, que tenía cinco años en ese momento, quería quedarse en el área de juegos. Sin embargo, era el momento de irse y su mamá le dijo: “No cariño, nos estamos preparando para irnos. Tenemos que hacer las maletas y vamos a tener una oración y tenemos que ser parte de eso.” Recuerdo que Marley sólo rogaba para poder regresar al área de juegos, pero la respuesta todavía era un rotundo no.

Todos nos reunimos y compartimos situaciones que necesitaban nuestra oración y alguno de ellos eran situaciones críticas. Me ofrecí a orar, pero justo en ese momento Marley interrumpió y dijo: “Oye, yo quiero irme.” Le pregunté si ella quería ser la persona para orar. “No,” ella dijo, “yo quiero compartir.” OK. Así que ella continuó: “Todos oren por mí. ¡Mi mamá es mala!” 

La mayoría de nosotros los padres hemos estado en dicha situación. Amamos a nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos. Y por ende hay ocasiones en que tenemos que decir no – incluso cuando nuestros hijos no entienden por qué.

A veces es difícil de entender del por qué Dios pudiese decirnos que no – especialmente cuando nuestras peticiones son desesperadas y sinceras, incluso en línea con lo que sé acerca de la voluntad de Dios. A veces ganamos claridad en retrospectiva. Pero hay muchas oraciones sin respuesta que todavía no entiendo.

Recuerdo a mi amigo Charlie Landreth hablando de su abuela. De niño, ella lo ponía en su regazo y le leía, a veces de la Biblia, a veces de un libro. “Confía en el Señor con todo tu corazón”, ella solía decir. Charlie dijo: “Ha pasado casi toda una vida desde aquella temprana instrucción y todavía estoy aprendiendo a confiar en el Señor. Verás, aprendo lentamente.”

¿No somos todos Charlie? ¿No lo somos todos?

 Oremos: Amado Dios, confiamos en que eres tan bueno tal y como nos ha dicho Jesús – que eres clemente, misericordioso y compasivo. Eres santo y sagrado y más de lo que nuestra mente humana pueda captar. Así que te pedimos que nos concedas la gracia que necesitamos este día, para conocer tu amor y aceptarlo. Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

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Perspectiva

Perspectiva

En 1986, Bob Wieland fue el último en el Maratón de Nueva York de 20,000 corredores. Le tomó cuatro días, más dos horas cuarenta y ocho minutos y diecisiete segundos – lo cual fue increíble considerando que ¡Bob corrió con sus brazos! 

En 1969, en servicio militar en Vietnam, Bob caminó sobre una mina explosiva y perdió ambas piernas, por encima de la rodilla. Así que cuando Bob compite, se sienta en una silla de 15 libras, cubre sus puños con almohadillas y corre con los brazos.

Durante su vida, Bob ha completado muchos maratones. Él es el único amputado de ambas piernas que ha finalizado el Triatlón Ironman de Konoa sin una silla de ruedas. Además de todo esto, Bob también ha corrido de costa a costa de los Estados Unidos con sus manos – lo cual le tomó solamente tres años, ocho meses y seis días. 

¡Cuán espíritu más profundo! ¡Cuán Inspiración! Esto realmente pone mis retos en perspectiva.

Si piensas en ello, habría sido fácil para Bob Wieland sentir autocompasión por sí mismo, caer en la amargura o la desesperación, o renunciar a la vida por completo. En su lugar, no dejó que su situación lo limitara o lo definiera. Él ha aceptado la vida tal y como es, y ¡la vida lo ha aceptado de inmediato!

Oremos: Te damos las gracias, Oh Dios, por personas como Bob Wieland – personas que son una inspiración para nosotros. En esos momentos en que nos sentimos con lástimas de nosotros mismos, encuéntranos en nuestros retos. Concédenos una medida adicional de valor y una nueva determinación para perseverar, para superar y abrazar la vida tal como es. Amén.

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La Luz de Jesús

La Luz de Jesús

Keith Miller cuenta una maravillosa historia acerca de un ejecutivo ocupado, en una ciudad del Este, que se apresuraba en abordar un tren una mañana. El ejecutivo tenía una importante reunión en la oficina, y necesitaba abordar el tren para llegar a tiempo. Justo cuando estaba a punto de abordar el tren, accidentalmente tropezó con un niño que llevaba un rompecabezas en una caja. La caja voló, y las piezas se dispersaron por todas partes. ¿Qué debe hacer? ¿Deberá detenerse y ayudar al niño recoger las piezas? ¿O debería abordar el tren? Él no podía hacer ambas cosas; ¡No había suficiente tiempo! Si se detenía a ayudar, no podría abordar el tren y llegaría tarde. ¿Qué debe hacer? ¿Qué habrías hecho? Bueno, el hombre se detuvo y ayudó al muchacho levantar las piezas mientras el tren partía. El niño lo observó de cerca con una especie de asombro. El niño dijo: “Señor, te perdiste el tren.” “Lo sé” dijo el hombre. “¿Vas a llegar tarde al trabajo?” preguntó el niño. “Sí, pero era más importante que me detuviera y te ayudara.” Entonces el niño dijo: “Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?” “Si, por supuesto.” “Señor, ¿Eres Jesús?” Keith Miller escribió: “Y por el momento el hombre se dio cuenta de que –en esa plataforma- él lo fue.” El pequeño niño vio la luz de Jesús en el acto de dicho hombre del verdadero amor de Dios.

Amigo de Dial Hope (Digita Esperanza), durante estos tiempos difíciles, ¿Cómo estás? ¿Pueden las personas ver en ti el espíritu del perdón de Cristo? ¿Y pueden las personas ver en ti el amor de Cristo?

Oremos: Dios Creador, eres águila, eres paloma, eres color y sonido, eres viento y fuego. ¡Cuán grande eres! Tu mundo está lleno de dolor y alegría. Que estés especialmente con aquellos que no pueden dormir, con los que tienen miedo, que tienen poca esperanza. Extiende tu amor como una chaqueta desgastada y amada sobre aquellos que necesitan comodidad y amor. Porque oramos en el nombre del Príncipe de la Paz, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Hay un Carpintero Cerca

Hay un Carpintero Cerca

Cuando el Rev. Dr. Samuel Shoemaker fue el rector de la Iglesia Episcopal del Calvario, en la ciudad de Nueva York, él hizo que repararan un viejo edificio y comenzó una misión hacia los hombres de la ciudad de Bowery. Un famoso caricaturista se interesó en la Misión y dibujó para el Dr. Shoemaker un poster conmovedor. En el poster, un hombre sin hogar estaba de pie contra una pared, mientras la cruz de la misión se mostraba desde la esquina. El título se leía: “Hay un lugar cercano, donde un Carpintero todavía repara a hombres destrozados.”

Creo que es hermoso. Pero también estoy profundamente consciente de que no son sólo las personas sin hogar las que necesitan reparaciones. Son personas como tú y yo. Son personas con corazones rotos y sueños rotos; personas que sufren de desesperación o adicción; personas que han cometido errores y personas que asumen el peso del mundo.

En el Evangelio de Mateo, Jesús dijo: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.”

Qué tú y yo nunca olvidemos que, efectivamente, hay un Carpintero que arregla corazones rotos y vidas rotas.

Oremos: Dios de la Esperanza, todos tenemos lugares rotos en nuestras vidas. Te necesitamos, y nos acercamos a ti ahora pidiéndote que nos repares y nos sanes. En el nombre de Jesús. Amén.

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Todos Nuestros Hijos

Todos Nuestros Hijos

Durante el conflicto en Sarajevo, Jim Wallis escribió sobre un periodista que estaba cubriendo la guerra. Un día, en medio de una batalla, el reportero vio la forma en que un francotirador le disparó a una niña. Por supuesto, arrojó su libreta y el lápiz, corrió hacia el hombre que estaba sosteniendo a la niña, y luego los ayudó a ambos a entrar al vehículo. 

A medida que el reportero se dirigía al hospital, el hombre que sostenía a la niña que sangraba dijo: “Deprisa, mi amigo, mi hija todavía está viva.” Un momento o dos más tarde, “Deprisa, mi amigo, mi hija todavía respira.” Un momento después, “Deprisa, mi amigo, mi hija todavía tiene temperatura en su cuerpo.” Finalmente, él gritó, “Deprisa. Oh, Dios, mi hija se está poniendo fría.” 

Cuando llegaron al hospital, la pequeña niña había fallecido. Cuando los dos hombres estaban lavándose la sangre de sus manos y ropa, el hombre dio la vuelta hacia el reportero y dijo: “Esta es una tarea terrible para mí. Tengo que ir a decirle a su padre que su hija está muerta. Él va a estar devastado.” El periodista quedó aturdido. Miró al angustiado hombre y dijo, “yo pensé que era tu hija.” Luego el hombre miró hacia el periodista y dijo: “No, pero ¿Acaso no son todos nuestros hijos?”

Es tan cierto. Son todos nuestros hijos. También son hijos de Dios, y Dios nos ha confiado su cuidado.

Jesús dijo una vez: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aún por los más pequeños, lo hicieron por mí.” (Mateo 25:40)

Si alguna vez te has preguntado del por qué las iglesias apoyan los orfanatos o por qué llenan las mochilas de comida para los niños indigentes en sus comunidades; o si alguna vez te has preguntado del por qué sus miembros se ofrecen como voluntarios para orientar a los estudiantes más pobres y vulnerables en sus condados; o del por qué recaudan dinero para misiones médicas a países extranjeros o del por qué construyen casas para Hábitat para la Humanidad, esto es al menos la razón del por qué. Yo digo que es parte de la razón porque hay otro lado de este tipo de dar. Muchas personas también encuentran un profundo significado e incluso sanidad en su propia entrega y servicio a los demás.

Sea cual sea la motivación, que tú y yo podamos seguir buscando maneras de cuidar por el más necesitado.

Oremos: Dios de Gracia, nos has creado de tal manera que, en el fondo, estamos conectados con todos tus hijos alrededor del mundo. Personas de cada nación, hablando cada idioma, y de cada raza son creadas y amadas por ti. Al abrirles nuestros corazones, que podamos también notar que estamos abriendo nuestros corazones a ti. Llénanos de nuevo con tu amor, para que sea nuestro para compartir. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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Bendición en la Lucha

Bendición en la Lucha

Una vez oí hablar de un joven naturista que encontró un capullo. Una nueva mariposa estaba luchando para salir de ella. Él estaba simplemente cautivado, sorprendido por este milagroso acontecimiento. Pero entonces cometió un grave error. Sacó su navaja y cortó el capullo para que la mariposa no tuviera que luchar para salir. Por supuesto, la mariposa salió volando –  pero era muy débil y no sobrevivió por mucho tiempo. Más tarde el joven supo que era débil porque nunca tuvo que luchar durante su propio nacimiento.

Tantas veces olvidamos que hay bendiciones en nuestras propias luchas; en nuestro esfuerzo por aprender una nueva disciplina o habilidad; en nuestra lucha por criar a nuestros hijos o cuidar de nuestros padres en su vejez; en nuestras propias batallas personales contra el ego egoísta o la adicción, e incluso al llevar nuestras cargas cotidianas. En el momento es muy difícil darse cuenta. Sin embargo, estas luchas, a veces, añaden profundidad a nuestro carácter y pone músculos a nuestra fe. Podemos volvernos fuertes espiritualmente y emocionalmente, y emerger en el otro lado con más profundidad, más sabios, más compasivos y más fieles.

En tus propias luchas de la vida, que recuerdes que Dios está contigo en estas dificultades. Que Dios te dé ojos para ver las bendiciones que están siempre presentes. Y que nunca pierdas la fe.

Oremos: Te amamos, Señor, y confiamos en que nos mantengas cerca. Incluso a través de la noche más oscura y el valle más profundo, tú siempre estás con nosotros. Te pedimos que nos concedas valor para enfrentar el momento. Forma en nosotros una fuerza interior y una fe lo suficientemente fuertes como para vernos a través de cualquier circunstancia. Mantennos siempre atentos a tus bendiciones que nos rodean por todos lados – incluso hoy. Amén.

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