Viviendo Plenamente Aquí y Ahora

Viviendo Plenamente Aquí y Ahora

Hace años, mi abuelo predicó lo que creo que fue un sermón de Pascua, que escribió como si fuera una carta a su familia sobre en caso de su muerte. Fue muy directo. Él quería que su funeral se celebrara en la iglesia, no en una funeraria. Él también dijo que quería un ataúd sencillo, lo más barato posible, y sin lápida o grabado de nombre. Sin flores. “¡No malgastes tu dinero en ello!”, él dijo. Mi familia cumplió con algo de eso, pero él tiene su nombre grabado en el jardín conmemorativo de nuestra iglesia.

Lo que aprecié de su mensaje es la voluntad de pensarlo detenidamente, de planificarlo. Demasiadas veces he tenido familias después de la muerte de un ser querido, tratando de descubrir qué querían su padre o su madre, con respecto a un servicio conmemorativo o cualquier otra cosa. También resaltó la esperanza que tenemos en Cristo de la vida eterna, la vida más allá de la muerte.

No nos gusta pensar en la muerte. No hay duda que vivimos en una cultura que glorifica la juventud y que nos anima negar o desafiar la muerte, a hacer lo que sea necesario para parecer más jóvenes de lo que somos. Gastamos 100 billones de dólares al año en productos antienvejecimiento. También vivimos en una época en la que nuestro sistema de salud está muy concentrado en prolongar la vida a toda costa, renunciando a casi cualquier conversación sobre la calidad de vida. Por eso los cuidados de Hospicio han sido un regalo tan grande.

Yo sé que no nos gusta pensar en la muerte. Pero Jesús habló a menudo de su propia muerte y de la nuestra, y los evangelios ciertamente no rehúyen de eso, como si nos estuviera empujándonos para enfrentarlo.

Dicho todo esto, he conocido a demasiadas personas que envejecen antes de tiempo. Y nunca dejo de sentirme inspirado por alguien, de edad avanzada, que tiene un corazón juvenil. El propio Jesús, en sus enseñanzas y ministerio se centró ampliamente en la vida aquí y ahora, lo que plantea la pregunta: ¿Hay algo en la conciencia del fin que añade profundidad y vitalidad a la vida ahora?

Como mencioné ayer, lo sé por mí, cuando recuerdo que un día no estaré aquí, esa reflexión me hace amar más intensamente, apreciar más profundamente a las personas que me rodean, y sentir más plenamente la belleza de la vida aquí y ahora.

Oremos: La vida es un regalo tan precioso, Oh Dios. Ayúdanos a apreciar no sólo la belleza de la creación sino también la belleza de las relaciones. Ayúdanos a apreciar cada momento con un amigo, cada abrazo de un familiar y cada conversación con un ser querido. Y, sobre nosotros, recuérdanos una y otra vez que en la vida y en la muerte te pertenecemos; a través de Cristo nuestro Señor. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

Biografía

Share